Por Gladis Vila Pihue.
No es posible proteger los bosques amazónicos,
si no garantizamos primero el cuidado de las fuentes de agua. La condición para
lograrlo es la plena seguridad de nuestros territorios.
La principal preocupación de las delegaciones presentes en el Caucus Indígena de la COP 21 de París, representantes
de millones de hermanos y hermanas de todo el mundo, es la explícita exclusión
de los derechos de los pueblos indígenas en el artículo 2 del borrador del Acuerdo de París que está siendo negociada por las Partes en Le Bourget.
Aunque el sentido común
indica que ya no es posible abordar el cambio climático solo con un enfoque
ambiental, separado de los derechos humanos, la misma exclusión enfrentan los derechos de las mujeres, incluso dentro de nuestras propias organizaciones
indígenas nacionales.
La realidad es que el cambio
climático afecta a toda la humanidad, pero de manera diferenciada a las mujeres indígenas, debido al rol
que cumplimos en la sociedad.
Para nosotras, la clave es el
cuidado y protección de nuestros glaciares y fuentes de agua porque solo estos
pueden asegurar la protección de nuestros bosques amazónicos y una mayor captación
de carbono. Junto con nuestra Madre Tierra, las mujeres indígenas debemos
defender el agua que es nuestra sangre.
Para las mujeres indígenas, todo
va en armonía: nosotras no podemos proteger nuestros bosques amazónicos si es
que no garantizamos el cuidado del agua. Por ello, lo primero es la protección de
nuestros glaciares, así como de las cabeceras y las fuentes de agua; siendo la principal
forma de lograr esto, con el pleno reconocimiento y seguridad de
nuestros territorios ancestrales.
Además, las mujeres indígenas
poseemos conocimientos tradicionales valiosos sobre el cuidado de la Madre Tierra,
el agua y la soberanía alimentaria. Sin
embargo, no tenemos el respaldo del Estado.
Desde la Organización Nacional de
Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) y otras
organizaciones de mujeres indígenas, nos hemos acercado tanto al Ministerio del
Ambiente (MINAM) como al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP),
porque ambos sectores son extremadamente importantes en Perú y deben estar
articulados.
Para nosotras, es fundamental contar
con un Plan de Acción de Enfoque de Género frente al Cambio Climático en Perú,
pero no queremos un plan hermoso que solo sirva para decorar la
biblioteca, nosotras necesitamos un plan que sea un instrumento de transformación
que nos permita implementar los diferentes programas de adaptación comunitaria
que estamos desarrollando.
Consideramos que es urgente movernos
hacia una mejor coordinación entre las mujeres indígenas, amazónicas y andinas, juntarnos con la juventud y otros sectores sociales, articularnos con la cooperación internacional. Ya no podemos seguir caminando solas, porque si
no no vamos a ser capaces de reducir los impactos del cambio climático ni
detener la crisis climática que ya estamos experimentando ahora.
Por ello, exigimos a los
estados que los fondos para la mitigación de los efectos del cambio
climático sean más accesibles para las mujeres indígenas. Y a todos quienes
han tenido acceso a las negociaciones climáticas en la COP 21, les insistimos en
que deben convertirse en aliados del esfuerzo global para asegurar los derechos
de los pueblos indígenas con un acuerdo climático global que sea vinculante y
progresivo.
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Publicado en la edición en inglés de Telesurtv (http://bit.ly/1RHf6Wz)