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martes, 15 de marzo de 2016

Nuestra solidaridad con el Pueblo Indígena Chanka

Foto: Servindi
Cuarenta y siete comunidades campesinas del Pueblo Indígena Chanka afectadas, 70% de los comuneros y las comuneras de la comunidad de Chuykuni desplazados y desplazadas, el derecho a la consulta previa vulnerado, promesas incumplidas y una mesa de diálogo en la que no participan.

Estas son las razones por las que cerca de cien comuneros y comuneras de las provincias de Grau y Cotabambas, región Apurímac, llegaron la noche del 8 de marzo a Lima en una marcha de sacrificio que recorrió cientos de kilómetros.

El conflicto de las comunidades Chanka causado por la implementación del proyecto minero Las Bambas no es nuevo. En el 2015 causó la muerte de tres comuneros y varios policías heridos. El Estudio de Impacto Ambiental aprobado el 2011 ha sido modificado sin consulta previa y la empresa MMG Limited ha instalado una planta de molibdeno que amenaza la salud de las comunidades, en particular la de los niños y las niñas.

Al llegar a Lima, los comuneros y las comuneras tuvieron que dormir en un parque. Y gracias al apoyo de algunas personas, en estos momentos están en una cochera ubicada en el cruce de la avenida Nicolás de Piérola con el Jirón Cailloma, en el centro de Lima. Sin embargo, necesitan nuestra solidaridad efectiva.

Los comuneros y las comuneras han denunciado reiteradamente la contaminación ambiental, al punto que sus cultivos desaparecen y sus animales no cuentan con aguas limpias para beber. Para ello la minera compró sus tierras a bajísimos precios, para convertirlas en depósitos de los desechos de la mina. Y a todo ello se suma la persecución policial y la criminalización de su derecho a la protesta.

Los y las representantes de las 47 comunidades Chanka han anunciado una movilización para el jueves 17 de marzo y su disposición a iniciar una huelga de hambre si no se inicia el diálogo directo con el Poder Ejecutivo.

Desde la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) expresamos nuestra firme solidaridad con nuestros hermanos y hermanas Chankas y exigimos la atención inmediata de sus demandas. El Estado está obligado a proteger nuestros derechos, pero en su lugar reprime nuestro ejercicio de los mismos. Hablamos de nuestros derechos territoriales, a la consulta previa, al medio ambiente saludable, a no ser desplazados. Estamos vigilantes y convocamos a las organizaciones indígenas y del movimiento social a pronunciarse.

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