Rosa tenía 67 años, vivía en la comunidad de Nueva Esperanza, en el distrito de Pebas, provincia de de Ramón Castilla, región Loreto. Era la última hablante de la la lengua resígaro y trabajaba precisamente en la revalorización de su cultura y su lengua. Fue encontrada decapitada y sin corazón en su chacra el 25 de noviembre.
Como ONAMIAP, exigimos al Estado, una investigación exhaustiva de este horrendo feminicidio, así como una drástica sanción para el o los responsables.
A continuación podrá leer la carta enviada por la Onamiap a la ministra María Soledad Pérez Tello:
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