Rosa Andrade Ocagane vivía en Nueva Esperanza y fue asesinada a sus 67 años. |
Desde nuestra visión como mujeres de pueblos indígenas, la decapitación y la extirpación de nuestro corazón responde a un crimen de odio que pretende ensañarse no sólo con nuestros cuerpos, sino con nuestras almas. Rosa Andrade era una mujer sabia, conocedora de la cultura Ocaina y última hablante de la lengua resígaro, que trabajaba para la revalorización de sus lenguas y de su cultura en la comunidad de Nueva Esperanza, distrito de Pebas en la región Loreto. Su labor era invaluable.
Como mujeres indígenas nos solidarizamos con el pueblo ocaina y con la familia de Rosa por esta inmensa pérdida. Queremos expresar también nuestra indignación ante la indiferencia de los medios y, sobre todo, la desidia del sistema judicial ante el caso. Todo ello forma parte de la violencia estructural contra la que nos enfrentamos día a día las mujeres indígenas.
Por ello, las mujeres de la Onamiap exigimos que se inicie una investigación con enfoque intercultural y de género que permita dar con los culpables. Demandamos también que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables se pronuncie y decida darle seguimiento a la investigación, así como a acompañar a los familiares durante el proceso.
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