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lunes, 8 de junio de 2015

Defender nuestras lenguas originarias es defender nuestra identidad

En el Perú se hablan dos de las lenguas originarias con el mayor número de hablantes de América Latina: el quechua y el aimara. Y aunque “oficialmente” existen 47 lenguas en el país, otros estudios hablan de hasta 91 idiomas propios de nuestros pueblos indígenas. Esa es nuestra diversidad cultural, aquella que debemos reconocer, valorar y proteger.

El idioma originario es un elemento sustancial de nuestra identidad como pueblos indígenas. A través de él nos llegan las voces de nuestros ancestros, desde hace miles de años atrás, transmitiéndonos su sabiduría y su legado. Con él comunicamos a nuestros hijos lo que fuimos, lo que somos y lo que seguiremos siendo.

Cuando nuestros pueblos fueron invadidos por los europeos, ellos nos impusieron su idioma para asimilarnos a su cultura, para aniquilar nuestra identidad; pero, al mismo tiempo y con el mismo fin, tradujeron la Biblia a nuestras lenguas. Por eso, siglos después, los pueblos indígenas exigimos una educación no solo bilingüe sino, sobre todo, intercultural, con nuestros propios contenidos.

En todos los países latinoamericanos se habla más de una lengua. En Colombia se utilizan unas 70 lenguas, en México unas 50, en Bolivia unas 30, en Guatemala unas 20, y en Chile unas 10. Las lenguas originarias más habladas hoy en la región latinoamericana son el nahuátl o azteca, el quiché (una lengua maya), el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche.

De las 47 lenguas nativas identificadas oficialmente en el Perú, sólo cuatro son lenguas originarias de la sierra y 43 son amazónicas. Algunas de ellas sólo habladas por 37 personas, como la lengua resigaro de la región Loreto, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

El 83% de cuatro millones de habitantes tiene al quechua con lengua materna nativa, el 11% el aimara y el 6% las lenguas amazónicas. Se calcula que en Perú al menos 37 lenguas nativas se han extinguido a lo largo de su historia y que 27 de las sobrevivientes están en peligro de desaparecer.

La colonización no terminó con el inicio de la República. En 1946 llegó al Perú el Instituto Lingüístico de Verano, fundado una década antes en Arkansas, Estados Unidos para traducir la Biblia y evangelizar a los pueblos originarios. El ILV abrió programas de educación bilingüe en los que se enseñaba a los niños a leer y escribir en sus lenguas y una vez que habían aprendido esas habilidades, se les enseñaba en castellano y se dejaban las lenguas indígenas. Cameron Townsend a raíz del décimo aniversario del ILV en el Perú, dijo textualmente que “podemos vislumbrar un día cuando los hermosos y complejos lenguajes que hoy estudiamos con tanto afán y encanto hayan desaparecido. El idioma oficial quedará imperante por todas partes como debe ser”.

No lo lograron. Nuestras lenguas originarias subsisten y hay programas destinados a rescatar aquellas que están en riesgo de desaparición, como el idioma muchik en la región que hoy lleva el nombre de Lambayeque.
Como pueblos indígenas sabemos que defender nuestras lenguas originarias es defender nuestra identidad. Y seguiremos haciéndolo.

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