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lunes, 5 de septiembre de 2016

Las mujeres indígenas no celebramos, reafirmamos nuestra lucha

Cada setiembre conmemoramos en el mundo el asesinato de Bartolina Sisa, valerosa mujer aimara que luchó contra la opresión colonial y fue asesinada un 5 de setiembre de 1782. Ella, como muchas mujeres indígenas hoy en día, defendió su territorio y luchó contra las injusticias de un sistema opresivo para nuestros pueblos. Hoy queremos honrar su lucha y reafirmarnos en las nuestras, frente a la violencia que aún impera pero que, creemos, va debilitándose cada vez que nosotras nos hacemos más fuertes.




Desde hace más de 500 años, las mujeres indígenas venimos luchando contra la violencia estructural, fruto de sistemas coloniales y patriarcales, que hoy se traduce en capitalismo y extractivismo. La violencia a la que las mujeres indígenas hacemos frente no se limita sólo al plano doméstico; luchamos contra la violencia ejercida, cada vez más libre e impunemente, por las empresas extractivas que contaminan, destruyen y, en algunos casos, nos desplazan de nuestros territorios. Luchamos contra la indiferencia de los gobiernos y sus incongruencias cuando incumplen los acuerdos internacionales, como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, al promover  grandes proyectos de inversión que vulneran nuestros derechos. Dichos proyectos, tanto mineros, como petroleros y de infraestructura, en buena medida no son sometidos a consulta y somos las mujeres indígenas quienes más nos vemos afectadas por ellos. Dichos proyectos no sólo implican muchas veces la destrucción de nuestros espacios ancestrales, sino también la imposición de trabajos degradantes o sistemas de esclavitud como la prostitución y la trata de mujeres y niñas.

También luchamos contra la discriminación, perpetrada no sólo por nuestros propios compatriotas, sino sobre todo por el Estado y los medios masivos de comunicación. Luchamos por un cambio en las  políticas públicas del país en las que se nos incluya, para que cuenten con un enfoque intercultural y de género; y, hace poco, marchamos junto a miles de mujeres indígenas y no indígenas, para demandar una verdadera reforma del sistema judicial,  que no hace más que re-victimizarnos al no identificar ni mucho menos condenar a los culpables de las agresiones físicas, psicológicas, sexuales y hasta esterilizaciones forzadas que hemos sufrido.


Las mujeres indígenas hacemos frente a todas las violencias y no nos detendremos hasta obtener justicia. Las mujeres que fuimos víctimas de uno de los crímenes de lesa humanidad más vergonzosos del país, las Esterilizaciones Forzadas, somos, en su mayoría, indígenas y trabajadoras de la tierra. Muchas nos estamos organizando no sólo para exigir las reparaciones que nos corresponden, sino para que se haga justicia condenando a los verdaderos culpables de la instauración de esta política que violó nuestros derechos humanos.

Mujeres de Ayacucho, Huancavelica y Cusco, víctimas de esterilizaciones forzadas, responden a los comentarios
machistas del Cardenal Cipriani.

Las mujeres indígenas venimos, hace mucho, luchando contra esa violencia que ha acabado con la vida de miles de hermanas, que nos ha violentado, criminalizado y aterrorizado. Y este día, Día Internacional de la Mujer Indígena, en la Onamiap recordamos todas nuestras luchas y reafirmamos nuestro compromiso de seguir luchando por el respeto y la defensa de nuestros derechos individuales y colectivos. 

Ahora más que nunca, seguiremos luchando organizadas y fortalecidas, caminando firmemente hacia el buen vivir. 

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